Nota editorial de la entrevista
con Eduardo de la Peña
Mundo Ferroviario tuvo la oportunidad de platicar con Eduardo de la Peña, el actual Socio y Líder de Infraestructura y Proyectos de Capital en Deloitte, sobre su experiencia y gran conocimiento en el tema de infraestructura en México y Latinoamérica. Eduardo de la Peña es Economista con diversos Diplomados en Infraestructura, además de contar con una especialización en Planeación de Infraestructura y Estructuración de Proyectos. Además, tiene experiencia profesional en proyectos de Consultoría Estratégica, Estudios de Viabilidad, Estructuración Financiera de Proyectos y Transacciones bajo la modalidad de la Asociación Público-Privada. Asimismo, tiene experiencia en carreteras, movilidad en puertos, aeropuertos, trenes y transporte masivo, así como en energía, minería, telecomunicaciones, salud y agricultura.
Durante la entrevista, Eduardo de la Peña compartió datos y comentarios interesantes acerca de la Infraestructura en México, su importancia, visión y creencia en proyectos que se han concretado y otros que no se han llevado a cabo en el país.
Empezando por los tipos de infraestructura, el socio y líder de Infraestructura de Deloitte, indicó que en el país se manejan, a grandes rasgos, los siguientes: infraestructura de transporte, energía, agua, salud, administrativa y de gobierno, social, telecomunicación, entre otros.

La gran mayoría de los países latinoamericanos invierten aproximadamente el 50% del presupuesto en la infraestructura de energía y transporte. Eduardo de la Peña considera que dicho porcentaje no es lo más recomendable, ya que sería acertado invertir un poco más en salud, agua y educación.
Aunada a lo anterior, en los últimos años el país no ha crecido ni decrecido en infraestructura sino solo para fines prácticos, indicó Eduardo de la Peña, tomando como referencia el Reporte del Índice de Competitividad en Infraestructura del Foro Económico Mundial. Indicó también, que en el sector carretero se ha mejorado; ya que del ranking de competitividad de dicho foro, México subió del lugar 59 al 52, de 100 a 120. Y, del sector portuario del lugar 91 subió al 62. Sin embargo, Eduardo considera que esta mejora se irá perdiendo por cambios administrativos que se han ido presentando.
“Definitivamente si se mejorara la competitividad de infraestructura de México, crecería significativamente la economía del país”.
Cabe mencionar que Eduardo de la Peña aclaró que no es justo decir que no se ha hecho nada al respecto en el sector, porque sí se ha hecho; pero en proporción y en relación a lo que deberíamos estar haciendo todavía hay mucho trabajo por delante.

Ahora bien, se tocó el tema del Plan Nacional de Desarrollo del presente sexenio, mismo que indica Eduardo de la Peña no hay como tal un Plan Nacional de Infraestructura, sino más bien listas de proyectos de inversión pública y privada, las cuales realmente no son una estrategia integral de infraestructura. Para contar con una, básicamente decidir en qué enfocarse o qué tipo de país queremos. ¿De importación de manufactura? Entonces se requerirían
corredores que van hacia Estados Unidos. Si se desea ser una potencia turística, se tendrían que conectar los pueblos turísticos y darles servicios; o bien, un país que tenga equilibrio e igualdad social, que es mucho lo que ha dicho el actual Gobierno.
Además, aseguró que es indispensable no descuidar los otros sectores cuando se está trabajando en unos cuantos, ya que se soluciona un problema pero a su vez se crea otro. Otro punto muy importante, y que no se hace de la mejor manera, es aumentar el porcentaje de inversión. Normalmente, el porcentaje de gasto de inversión en México es más o menos de 2 y 3 por ciento del PIB. El sexenio anterior de Peña Nieto lo quería llevar al 5%, y no sucedió, pero economías líderes en infraestructura o economías en crecimiento como en China, están invirtiendo más o menos un 6% en infraestructura en total.

Otro dato interesante es que en algunos países el porcentaje de inversión pública y privada en ciertas economías suelen ser de un 40-50% privado. Mientras que en Latinoamérica, como en México, se cuenta con un 20-25% de inversión privada. Por lo tanto, se tiene que planificar bien e invertir más capital con ayuda del sector privado, debido a que el gobierno no logra solventar completamente el doble de esa inversión que se busca, comentó Eduardo de la Peña.
Por su parte, indicó que respecto al tema de inversión en infraestructura ferroviaria no se saben con certeza los datos de inversión y avances debido a la limitada accesibilidad a la información. Pero históricamente la SCT, CFE y PEMEX se han llevado cerca del 95% del gasto en infraestructura, entre estos puede que sea por partes iguales, y que Comunicaciones y Transportes participen con un 40-50%.
En el sector ferroviario no se invertía tanto desde el lado público. Y antes de este gobierno, la mayoría de las inversiones estaban focalizadas en la inversión que hacían los privados en el sector, y el Gobierno más que promover, lo administraba. Para dar una idea, la mayoría de la red ferroviaria del país está concesionada y se enfoca en transportación de carga, ya que la carga es lo más rentable y deja de lado políticas de transporte ferroviario, que hay que decirlo también, no son las más rentables financieramente, pero sí son socialmente y permiten articular regiones.

Se invierte en el sector ferroviario de manera proactiva, pero desde el lado del Gobierno sin quitar la parte concesional, eso es importante. Mantiene la parte privada y concesional en carga, pero se impulsa la inversión pública. Las economías que han dado un cambio realmente en ese tiempo lo han hecho invirtiendo fuertemente en infraestructura como en el caso de China. Toda la parte económica, especialmente al sur del país, las ciudades que se han desarrollado en 20 años y el PIB del ingreso promedio, ha crecido fácilmente de 20 a 30 veces.
Si bien, las formas de inversión han cambiando y en los últimos años se han ido desarrollando nuevos esquemas de inversión para la infraestructura en nuestro país, existen esquemas convencionales de contratación en el sector público como la Concesión, el Contrato, el Proyecto de Prestación de Servicios (PPS) y la Obra Pública Financiada. Mientras que los nuevos esquemas en el sector público son diferentes a los esquemas de inversión mixta como Asociaciones Público Privadas (APP´s), Proyectos No Solicitados y las Coinversiones. De acuerdo con Eduardo, es importante reflexionar sobre distinguir entre esquema de desarrollo, operación y esquema de financiamiento, ya que muchas veces se confunde.
¿Las APP´s son un esquema de financiamiento? En sentido estricto, no. Porque hay que distinguir que una cosa es financiar y otra es desarrollar y operar. Y para cada uno de estos se tienen esquemas diferentes, pero lo más importante empieza con las preguntas básicas de autocuestionamiento sobre si es necesario y para qué es necesario impulsar cierto sector.

Las APP’s han tomado relevancia de unos años para acá. Mucha gente las interpreta como mecanismos de financiamiento y desde el punto de vista de Eduardo de la Peña, no son mecanismos de financiamiento sino esquemas de desarrollo, ya que en las APP’s se suelen financiar del privado, pero en realidad la deuda más barata termina siendo para el Gobierno porque es deuda soberana. En cambio, si el privado se tiene que financiar, es básicamente por riesgo de proyecto corporativo y muchas veces sí hay un componente del mercado de demanda. Entonces, las APP’s son muy valiosas en muchos campos de algunos sectores, sobre todo donde se busca hacer innovaciones.
Asimismo, también se están empezando a utilizar herramientas de financiamiento como los Bonos Verdes, conocidos como bonos sostenibles o bonos temáticos, que son capaces de captar recursos enfocados en ciertos tipos de proyectos que tengan un componente de sostenibilidad o de inclusión social.
Eduardo de la Peña considera que como en toda herramienta se puede abusar o puede servir dependiendo a como se utilice. Hay casos muy buenos, como en los hospitales, ya que falta capacidad hospitalaria debido a la complejidad de su estructuración. En el gobierno pasado se lanzó una iniciativa de Propuestas No Solicitadas en hospitales, en donde el IMSS y el ISSSTE tuvieron varias de las cuales algunas se concretaron y otras están en operación. Ahora con la pandemia, seguramente muchas de ellas ayudaron, ya que sin estas propuestas, no se habría tenido el mismo apoyo en tiempos de COVID19.

“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”
– W. Churchill
